TALLER JORGE Y ADRIANA. Isla de Margarita. Estado Nueva Esparta - Venezuela.



Adriana Martínez nació en Valle de la Pascua, estado Guárico. Siendo muy chiquita sus padres se mudan a la ciudad de Mérida dónde crece y se convierte en una de las artesanas más conocidas de la ciudad. A los 20 años de edad empezó un proceso creativo dónde el papel y las caligrafías fueron los principales protagonistas: cuadernos, tarjetas, sobres, carpetas, posters y demás creaciones, decoradas con acabados perfectos, y escritas en más de cinco caligrafías diferentes vieron la luz a través de sus manos. No había fiesta de cumpleaños, acto de graduación, primera comunión o matrimonio en esta hermosa ciudad, que no tuviera en sus invitaciones la firma de Adriana Martínez y el sello inconfundible de su taller: Mariposa de papel.

Durante 20 años las y los merideños y muchos clientes de todo el país pudieron disfrutar de esta exquisita papelería. Pero hace cuatro años, en 2008, Adriana, cual mariposa, tuvo una increíble transformación y la crisálida de papel se rompió para dar vida a una nueva especie que rápidamente invadió la ciudad, las casas, las mesitas de noche, las almohadas, las cunas de los recién nacidos, las chimeneas, los sofás y cualquier rinconcito que sirva para buscar compañía y reconfortar el alma: empezaron a nacer de las manos de esta singular artista innumerables muñecas de trapo. No estamos hablando de cualquier muñeca, no, no… son todas hechas de la forma tradicional antigua, no van rellenas y pintadas, sino enrolladitas y bordadas, no son seriadas, sino que cada una es única, con nombre y casi casi, con alma. 



Las muñecas de Adriana no vienen en colecciones sino en familias, están las hadas (con alitas), las yerbateras (muñecas sachet), las flacas, etc. Familias de animales también han nacido de sus manos: unicornios, caballitos mecedora y gatos coloridos y parchados. El proceso de realización de cada muñeca es casi un alumbramiento, en la medida que se van agregando rasgos, boca, nariz, ojos, cabellos, vestidos, zapatos, su artesana y madre espiritual, cual Gepetto con su Pinocho, les va hablando, las va conociendo, les va contando a dónde están naciendo, cuál es su objetivo en la vida… y una vez terminadas, cuando ya madre e hija de trapo, pueden verse a los ojos y conocerse, entonces Adriana las bautiza. Así cada muñeca de trapo trae ya un nombre y una personalidad.



En el año 2009 Adriana Martínez expone en una exhibición individual una gran familia de vírgenes de trapo. Más de 15 vírgenes de nuestro país, hechas todas de trapo, bordadas y decoradas fueron expuestas en altares de madera en la Casa de los Antiguos Gobernadores, sitio histórico de la ciudad de Mérida. Ese mismo año, en navidad, realizó un taller de muñequería artesanal en la Casa de la Diversidad Cultural del estado Mérida, que culminó con la elaboración de un nacimiento gigante de trapo realizado por todos los integrantes del taller. Ha dado talleres de muñequería artesanal en diferentes lugares del país como el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) en Caracas y la Casa de la Diversidad Cultural de la ciudad de Puerto Ordaz, estado Bolívar.  




Actualmente vive y trabaja en la mágica Isla de Margarita. Tiene 13 años casada con el ceramista Jorge Fernández y juntos integran el taller Jorge y Adriana, uno de los lugares más bellos que pueden visitarse en la encantadora zona playera de nuestro país. El trabajo de los dos ha sido reconocido y admirado por un público diverso, tanto nacional como internacional.


















Jorge Fernández es caraqueño de nacimiento, margariteño de juventud y merideño de madurez. Su recorrido por el país le ha permitido transitar por diversas técnicas y líneas temáticas. El lápiz y el barro se han convertido en los principales aliados de su obra creativa. Si uno le pregunta si es artista o artesano, no sabe bien qué decir, porque sin duda el placer de su trabajo está en habitar ese margen entre las bellas artes y el arte popular. Su formación lo define como dibujante y ceramista. Hoy en día su obra se basa en el modelado en gres y el dibujo. En los dos terrenos además, se esfuerza por investigar y desarrollar el dominio profundo del color y sus posibilidades.



Su obra ha pasado por diferentes líneas temáticas a lo largo de su carrera. Una de las más relevantes ha sido el estudio de la figura humana, donde los diferentes cuerpos modelados, masculinos y femeninos, nos permiten apreciar las emociones y sensaciones que experimentamos los seres humanos: la alegría, la libertad, la angustia, la confusión, la paz, etc. 

La delicadeza y precisión con los que Jorge da vida tanto a los cuerpos como a los rostros hacen que podamos conectarnos de una forma muy íntima con cada una de sus piezas. Encontramos también la línea surrealista, un campo de posibilidad infinita en el que Jorge se sumerge con entusiasmo, pasión y admiración cada cierto tiempo. No es extraño encontrar en su obra una pieza o un elemento surrealista en medio de un periodo temático diferente.


























Pero sin duda alguna la línea más importante de Jorge Fernández es la fantástica. De las sensibles manos de este escultor criollo han nacido a lo largo de los años, incontables seres fabulosos, llenos de vida y magia: se trata de una inmensa familia de duendes, gnomos, sirenas, hadas y brujas que han venido a recorrer el mundo. En el taller Duendestas, cuna de estos personajes fantásticos, puedes encontrar en cualquier rincón, en cualquier esquina, debajo de una silla, o sobre una repisa, un pequeño duendecito o duendecita que te acompañará y te protegerá si tú se lo pides. Si miras arriba podrás ver con seguridad un hada posada en una lámpara o una brujita volando en su escoba. En las peceras del taller no hay peces, sino sirenas, que ambientan el espacio con su canto. Visitar el taller de Jorge es como viajar a Fantasía, ese mundo abundante de formas mágicas, dónde la imaginación es la reina y señora de la vida. Tan expresiva y profunda es la mirada de cada uno de estos personajes que cuesta creer que están hechos de gres y que sus vestimentas no son de telas, sino que están tan sólo pintadas con una destreza precisa y admirable.
Además del mundo fantástico y del surrealista, Jorge Fernández es amante de los juguetes. Más de 600 carritos de colección, desde los de miniatura hasta los de control remoto, decoran su casa. Juguetes antiguos, de hojalata, de madera, reproducciones de personajes de ficción y muchos otros han acompañado la vida de este ceramista venezolano. El año 2012 trajo para Jorge una nueva estrella y un bombillo luminoso encendió una chispa mágica en su obra… llegó la hora no sólo de disfrutar de los juguetes ¡sino de hacerlos! Pero Jorge se preguntaba qué juguetes hacer, pues la arcilla y el gres son materiales muy pesados y frágiles como para hacer piezas lúdicas. Entonces recordó la magia que de niño lo acompañaba, cuando una caja de cartón, unas cuantas piedritas, tres palos de escoba y una sábana daban forma a un fuerte importante para protegerse de los otros niñitos, o se convertían en un castillo donde los duendes y las hadas (otras piedritas y florecitas) se asomaban por la ventana, o esos otros días donde una lata vacía de leche y un pabilo se convertían en un camión de carga o en uno de bomberos y chan!! Se volvió a encender la chispa y lo supo: ¡¡haré juguetes con material reciclado!!



Actualmente Jorge Fernández vive en el estado Nueva Esparta. En su trayectoria cuenta con cantidad de exposiciones colectivas y una individual. Su trabajo ha sido exhibido en diferentes zonas del país como Margarita, Mérida y Caracas. Ha participado de diversas convocatorias públicas para muestras como Bolívar admirable, en la Biblioteca Bolivariana de Mérida, en 2007; el IV Encuentro Mundial de Arte Corporal, organizado en 2008 por el MPPP Cultura, en Caracas; y Trecedumbre, muestra colectiva convocada por el Museo de Arte Moderno Juan Astorga Anta, de Mérida, en 2010. Durante ocho años ha sido invitado a exponer en el pabellón artesanal de la Feria del libro universitario de la Universidad de los Andes, y ha participado en estos 20 años de vida artística en innumerables ferias de artes en diferentes ciudades del país.

Este año el trabajo de Jorge se ha centrado en la línea fantástica de duendes y en la nueva línea de juguetes de cartón reciclado, donde diferentes naves y personajes han llegado a este mundo para quedarse el tiempo que sus dueños y el nivel de juego que les den se lo permitan. Por ahora se puede decir que estos juguetes están más dirigidos a esos niños adultos que gustan llenar su estudio o habitación con jugueticos, es probable que más adelante empiecen a nacer del taller, piezas para niños más chiquitos. Por el momento, si eres de esas personas que nunca dejó de ser niñ@ y ama recibir un juguete en navidad y cumpleaños, o incluso en el día de la madre o el padre, no dudes en acercarte a la isla de margarita, pasar un día hermoso y llevar a casa o un duende fabuloso y mágico de gres o un juguete de cartón, cualquiera de los dos, te aseguramos que nunca dejará de sacarte una sonrisa cada vez que los veas.





Texto: Melissa Fernández

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